En busca de vida

EN BUSCA DE VIDA
Desde muy joven sentí una profunda sensación a revelarme ante las injusticias y lo que a mis ojos era abusivo, esta actitud me ha perseguido y yo la he aceptado de buena manera pues me hace sentir bien conmigo mismo, al margen que en oportunidades, podría estar equivocado; ese no es el punto, al inicio quiero plasmar algunos recuerdos gratos, y de los otros, en blanco y negro, mis primeras discusiones fueron con mi padre, un gran hombre, pero que él que como buen militar era intransigente y muchas veces injusto, él a estas horas debe estar gozando del beneficio de estar al lado del Señor.
Pasé una infancia y juventud como suele ocurrir con la familia de los militares un día en la costa, otro en la sierra y también en nuestra hermosa selva, y así fue, con la familia viajé a Tumbes, el mas lejano de mis recuerdos, pues “nos cambiaron de colocación”, a esas alturas y luego lo supe viajamos la familia entera hacia esa fronteriza ciudad norteña por tierra, en una infernal carretera que si mal no recuerdo tomaba llegar cerca de cuatro días, a la sazón en aquel entonces tenía aproximadamente 9 años, creo, luego Amotape, Tamarindo, Lima; por la sierra llegamos a Juliaca a casi 4.000 metros de altura con unas nevadas y granizadas impresionantes, de allí, donde la temperatura estaba a veces en el termómetro a cero grados, fuimos enviados a la calurosa selva, a Pijuayal, una guarnición en la margen izquierda del rio Amazonas, hoy entregada a la administración ecuatoriana, de allí a Iquitos, capital de la amazonia, en aquella ciudad a lo largo de mi juventud estuve más de tres años, estudiando en el colegio San Agustín, allí se consumaron mis debuts, jugué básquet por el equipo más importante de la zona y que dependía de los agustinos, pero lo conformaban oficiales de la Marina, del Ejercito y tan solo dos escolares, un compañero de aula y yo; fui promocionado por los periódicos de la ciudad como un gran valor (¿?) y gran futuro deportivo a preservar y cuidar para la región; corrían ya los años 1959 y al terminar el año escolar mi abuela envió por mí para que estudiara en el Colegio Militar Leoncio Prado y así se hizo, viaje a esta ciudad y logre ingresar en 1960 a las aulas de ese gran plantel donde aprendí a ser disciplinado y allí hice mis mejores amigos, los que tendría para toda la vida; antes, en algunos intermedios, cambios de colocación, estudié en el Colegio La Salle algunos años; ingreso al Colegio Militar Leoncio Prado (CMLP), me quede en que allí hice mis mejores amigos, los días de salida, sábados y domingos, era infaltable estar con alguna enamorada o gilita como decíamos en ese entonces.
Como olvidar los llantos nocturnos cuando hacíamos el servicio de imaginaria que consistía en estar despierto, cuidando el sueño de los compañeros y la seguridad de la “cuadra”; esos llantos fueron quizá los iniciadores de las indesligables amistades ya que al acercarnos a la cama de alguno de nosotros, nos secábamos las traicioneras lágrimas y entablábamos conversaciones, allí nos enterábamos que muchos de nosotros por vez primera salíamos del hogar paterno para encontrarnos con otros jóvenes, algunos con mucha calle, como dicen los chicos de hoy al referirse a la experiencia, y otros que recien habían salido del calor del hogar; hasta esos iniciales momentos, a un inhóspito lugar lleno de desconocidos y hasta de algunos abusivos compañeros; estas confesiones nos hermanaron o iniciaron lo que sería nuestra permanente amistad, virtualmente, al cabo de años comprendimos que era un fraternidad inacabable: allí transcurrieron tres años inolvidables de nuestra vida.
Luego la universidad, el matrimonio, la chamba, las inquietudes, la lucha por lo nuestro, algunas de esas cosas nos llevan a luchar duramente contra lo “establecido” y es cuando le arrebatan a mi familia sus propiedades, y lo que con mucha lucha y esfuerzo habían conseguido, por ejemplo la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, la que mi muy querido y recordado abuelo, junto con sus compañeros de armas, pues fue militar, habían logrado fundar y sacar adelante. El gobierno de Morales Bermúdez les arrebatan y prácticamente se la expropian y los dejan en la calle; así empieza mi lucha pública contra la injusticia, la que me lleva a las mazmorras de la dictadura de ese momento y allí adquiero, en los calabozos de seguridad del estado la fiebre reumática que me lesiona gravemente el corazón; luego de una fuga espectacular de esos calabozos llego al hospital, allí por los años 1979, pero esa es otra de las historias que en algún momento les contaré y de la que me enorgullezco porque allí afloraron lo aprendido en casa y en las aulas de nuestro gran colegio. Tuvimos muchas recaídas en el aspecto de salud luego de la primera cirugía cardiaca en el año arriba señalado pero esa es parte de la otra historia; permítanme contarles lo que me ocurrió a partir de diciembre-enero del 2009
Una luz al fondo... renacen las esperanzas.
Desde el principio; diciembre del 2009 en que me diagnostican el aneurisma disecante a lo largo de toda la arteria aorta, se inicia una travesía dura pero sostenida contra los representantes del Estado, léase Alan García Pérez, Presidente de la República y Fernando Barrios a la sazón presidente de essalud, hoy Ministro del Interior y uno de los cancerberos del régimen, al margen de militancia, simpatías o antipatías por la ya denegada oportunidad de vida con una cirugía en el extranjero, en USA o en Cuba.
Mis amigos de toda la vida mis compañeros de estudios, de ese gran Colegio Militar Leoncio Prado, de la XVII, también amigos de La Salle, compañeros de la Universidad del Pacífico y también dos grandes "patas" de la XVI promoción del CMLP y otras amigos muy queridas, una de ellas, hija de mi compadre que ya no está con nosotros. Todos ellos con una pequeña comisión Leonciopradina encabezada por Ralph Gutiérrez, y con participación de Coco Sùnico, Tata Zariquiey, Papo Scavino, Vitoco Reggiardo, y varios más a los que solicito sus excusas si no los menciono, se plantearon la tarea de buscar recursos económicos para mi cirugía; el empuje de RALPH fue increíble, no dejaba respirar a los amigos y compañeros, en alguna oportunidad se presentó un pequeño maltrato por su insistencia, en fin ... Ralph, si no hubiera sido por ti y tu gran empuje, tu hermandad y solidaridad no hubiera viajado y no se me habría operado, ¿viviría aun?.... piénsalo siempre.
Pero a donde iría .... a Estados Unidos ¿y porque? .... allí en ese país existe un gran colonia Leonciopradina y la XVII no podía estar ausente; en el estado de Indiana, en la ciudad de Indianápolis se encontraba otro glorioso y gran gestor junto a Ralph para llevar adelante mi intervención quirúrgica y es nuestro gran y Glorioso amigo, MIGUEL ALARCON. Que con la asesoría de un medico peruano radicado allá y me refiero al DR. JOSÉ TORD logran mediante una laboriosa gestión que los costos y gastos de la cirugía bajen increíblemente y que narraré líneas más abajo.
Menciono al DR. JOSE TORD, gran amigo de nuestro Miguel A. porque él habiendo laborado en el Hospital, -ahora ya jubilado- conocía a la alta dirección y las posibilidades y caminos a seguir en busca de soluciones. Fueron innumerables las llamadas telefónicas que recibí de este gran Señor antes de viajar para hacerme recomendaciones sobre mi traslado a USA, se preocupaba por la silla de ruedas, había que impedir que el aneurisma de rompiera y cuidar con el máximo esmero mi trayecto a ese país, me prohibió caminar, tan solo silla de ruedas, si aquí tuviéramos muchos médicos como él que diferentes sería las cosas. Gracias Doctor y amigo.
Coco Súnico, Presidente de la XVII Tata Zariquiey …. Te pasas
AHORA UNA BREVE RESEÑA:
En 1979, en setiembre 3, soy sometido a una cirugía cardiaca en el Hospital Rebagliati, consecuencia de una gran infección que me produce una endocarditis e inflamación a una envoltura del corazón lo que me daña irremediablemente la válvula aortica, en aquel entonces me encuentro con Pocho Rivas Plata de la XVI, cirujano cardiovascular y que iniciaba su ahora triunfante carrera médica, aquí en Perú se dan los pininos en estas intervenciones, felizmente todo sale bien y luego de casi tres meses de hospitalización soy dado de alta y mi vida continúa sin mayores contratiempos y así transcurren los años y sin mayores problemas de salud, pero a fines del 2008 soy internado de emergencia en el Rebagliati y exactamente el 31 de diciembre de ese año se me diagnostica, luego de sufrir unos dolores insoportables, un aneurisma aórtico y disecante como añadidura, Pocho dispone mi internamiento lo que se hace y soy sometido a innumerables pruebas en las que se concluye que soy inoperable y mi estado de salud es crítico; un médico me dice al momento de dárseme el alta que puedo comer y hacer lo que quiera, que no hay problema en hacerlo, lo entendí como –un poco de su última voluntad-.
Empiezo a buscar alternativas para ser intervenido, quizá en Cuba, luego de muchas averiguaciones y allí me piden unos representantes que decían serlo de hospitales de ese país, una empresa de viajes llamada “Grecia Andrea” y gerenciada por el personaje Víctor Cuadros Paredes, al que se le abonó dinero para los trámites en la Isla y del cual nunca tuve respuesta valedera sino engaños y excusas y por supuesto nunca la devolución del dinero.
El tiempo pasa y mi enfermedad de agrava, pero no hay alternativa, recurro a Essalud y se me niega el financiamiento por que “mi seguro no lo cubre”, llego a todas la instancias, allí soy testigo del peloteo ya que había mandado una carta al Dr. Alan García Pèrez exponiendo mi caso y manifestándole que Essalud me negaba el viaje y nuestro Presidente deriva mi comunicación a Essalud con el mismo fin…. Así trabajan desde la más alta burocracia.
Paralelamente, y ya junto con Ralph y con la decisión de la Gloriosa XVII empezamos a caminar en busca de soluciones, aparecen varios compañeros que averiguan en USA lo concerniente a mi operación y particularmente obtengo varios presupuestos uno, de Pensilvania, donde vive nuestro querido Perico Rodríguez y allí me hacen un presupuesto de 185,000 US$, imposible pues, imposible; en otro Estado una cifra similar. De repente aparece una comunicación de Miguel Alarcón que vive en Indianápolis, el que con un gran amigo suyo el Doctor José Tord, ya mencionados, hacen trámites ante la dirección del Cardial Healt Hospital y se logra un presupuesto de aproximadamente $35,000, pero aun es mucho y ellos insisten y con ese gran corazón consiguen que la operación sea considerada una intervención Humanitaria y solo se abone $15,500 ¡Eureka! Lo logramos …. Pero de donde sacaba ese dinero; una vez más el gran corazón y la hermandad Gloriosa de la XVII disponen hacer una gran colecta, pero aun así no alcanza …. Se decide disponer que los fondos recaudados para la celebración del cincuentenario, de las Bodas de Oro de nuestro egreso del CMLP me sea asignado para salvar mi vida, también colaboran algunos compañeros de la Universidad del Pacífico, y otros Leonciopradinos de la XVI, Coco Marusic y Alfredo Narváez (hermano de Narváez de la XVII, ya fallecido) matriculándose generosamente, señalo que también estudiaron conmigo en la Universidad.
Papo Scavino Levy, el gran amigo de todos
Ralph, seguía porfiadamente con la recaudación y lo empieza a lograr, ya empezamos a sentir que tendremos alternativas viables, toda la promoción, ahora, se sumerge en conseguir el dinero, lo estamos logrando y finalmente lo conseguimos, Coco Súnico me entrega graciosamente los pasajes de ida y vuelta a Miami, lograr el pasaporte otro problema, me apersono con Silvia a la Embajada USA y somos entrevistados y contemplamos discusiones entre los funcionarios y finalmente la Visa se nos es otorgada a Silvia y a mí, hasta ahora parece ser que viajaremos, la Embajada Norteamericana acababa de subir los precios por pasaportes, creo que fue $30 por las instrucciones y $120 por cada uno por pasaporte total 150 cada uno; me indican que me los envían por Courier, los esperamos con mucha angustia y hasta que por fin llegan; la calma se presenta y esperamos concluir los trámites, sacamos los documentos del Banco de Crédito y el día 2 de abril estamos en el aeropuerto con una numerosa delegación de La Gloriosa que tan solo se retira cuando ya Silvia y yo estamos en el avión; iniciamos el viaje y llegamos a San José de Costa Rica donde hacemos trasbordo, siempre en la silla de ruedas, ….. de allí hasta Miami donde llegamos aproximadamente a las seis de la tarde, allí estaba nuestro querido “burro” Castillo que nos recogió del aeropuerto y con mi hijo Chaly, el mayor al que no veía hacia 11 años nos confundimos en un gran abrazo, conversamos un rato y quedamos en encontrarnos el día siguiente, hecho esto, al día siguiente nos reunimos con una pequeña pero cariñosa delegación CMLP, Julio Orbegoso, Rony Galarza, Lucho Castillo, Silvia y Yo que fuimos el 3 de abril a South Beach a almorzar pasando gratos momentos.
Había que preparase para ir a INDIANAPOLIS, Lucho consiguio de un CMLP de otra promoción un par de pasajes, ya que estaban escasos, para esa ciudad, aparte caros por la época, aproximadamente $300 cada uno por la época, es asi que mi hijo Chaly los adquiere y el 4 estuvimos viajando a INDIANAPOLIS pese a todo, aquí ocurrió un percance de novela, yo, que iba a operarme del corazón y con los nervios del hecho, vemos en el avión un delicado percance que nos hace bajar en Orlando, previas carreras de la tripulación que nos llama la atención por lo rápidas y que con criterios de emergencia se hacían y era que a una pasajera de daba un colapso cardiaco que obligó al avión a descender, al ver esto se imaginaran que como decimos corrientemente “los tenia de corbata”; aterrizamos, vino la ambulancia y les dieron las primeras atenciones de emergencia y la desembarcaron en camilla, el despegue demoró casi dos horas de Orlando a Indiana.
Ya en vuelo los nervios se calmaron y se nos anunciaba que aterrizaríamos en pocos minutos, al fin llegamos, allí el desembarco duró bastante y el aeropuerto inmenso, y no había silla de ruedas,…. A caminar y que distancias, hasta que ya no daba más y me senté, luego de andar como una hora, Silvia salió por una puerta y se encontró con unos haitianos y balbuceando, hablo con ellos y unos metros más allá estaba una Señora con la que rápidamente se identificaron mi mujer y era Carmencita Alarcón. Cariñosos saludos y luego me pasaron la voz, pues había yo quedado tirado en una butaca sin aliento, Silvia me paso la voz y Carmencita trajo a Miguel, retiramos el equipaje, nos embarcamos luego de los cariñosos saludos y abrazos a la casa de nuestro Miguel Alarcón. La casa de Miguel quedada como a dos horas o más del aeropuerto, el cansancio y los nervios eran fuertes pero al fin llegamos. Carmen y Miguel desde el inicio fueron dos anfitriones incomparables, sus atenciones eran permanentes
Doctor John Fehrenbacher el gran cardiocirujano
De una nobleza espectacular
En Indianápolis, con Carmencita y Miguel Alarcón.
Ya en casa con Miguel y Carmen, nuestros anfitriones e impulsadores para estar en USA y ser operado, iniciamos las conversaciones y les hago llegar los encargos de Jorge Chávez Díaz, esto es un hermoso reloj de pared con el logo del CMLP, dos relojes de muñeca para ambos y otros pequeños recuerdos promocionales como un banderín Glorioso; allí conocí también a su hijo que estaba de visita, pues sus dos hijos ya tienen conformados sus propios hogares.
A mi querido Doctor José Tord, lo conocí al día siguiente cuando nos visitaba para saber cómo habíamos llegado; su recomendaciones, cariñosas recomendaciones, las de siempre, nada de esfuerzos y sacar la cita con el Dr. Feberbacher, la que había sido corrida porque se presentó una emergencia y el próximo cupo me sería informado, sin embargo visitamos el inmenso hospital en varias oportunidades hasta que nos vio el gran cirujano, yo con mis radiografías bajo el brazo y los demás análisis que tenía, se dispuso un cateterismo, prueba que me sería tomada día 15 de abril, y que consistía en introducir un catéter por la arteria hasta el corazón, y que salió muy bien, hecho esto nuestro cirujano me ordenó que me internara el día domingo 18 de abril, así se hizo y luego me enteré que sería intervenido quirúrgicamente el lunes 19, al día siguiente. En ese momento me puse muy nervioso y esto fue pasando hasta recuperar un tanto la calma; para esto debo señalar que Miguel Alarcón y el Dr. Tord estaban permanentemente va mi lado, cuando tenia visitas al hospital nos daban la mano unos amigos de Miguel, Colombianos y bellísimas personas y muy amables que vivían a unas casas del mismo barrio y que cariñosamente nos transportaban cuando Miguel o Carmen tenían tareas impostergables, pues en unos días se conocerían formalmente las familias de Miguel con la familia de su consuegro, al estilo de esa ciudad. Señalo nuevamente que el hospital estaba a más de una hora en automóvil.
Llegó el gran día, muy temprano nos vestimos y nos embarcamos al hospital, en estos eventos muy nervioso como era natural y finalmente quedé solo en esa amplia habitación y que allí se fortaleció y se sintió más la soledad, sin parlar el inglés, solo y a la espera del día siguiente fue angustioso; por la tarde, ya casi de noche llegó Silvia acompañada del Dr. Tord, pues había estado todo el día en el evento familiar señalado líneas arriba de parte de la familia Alarcón. Realmente sentí la soledad, aquí, en Lima, las distancias son relativamente cortas y hay mucho transporte público y uno puede hacer lo que le plazca, allí no, está de por medio las grandes distancias, el no hablar el idioma y no contar con transporte público, lo que evitaría molestar a amigos que lo están dando todo por ti; en fin nuestro Amigo desde arriba siempre nos cuidó y nos puso las soluciones en el camino …. Y desde el principio.
En la madrugada del 19 soy levantado y vestido para el gran evento, recuerdo que me transportan en camilla hasta la sala de operaciones, allí me esperan dos médicos que me reciben y me preparan y conversan, yo no entendía ni papa ya que en inglés y yo con los muñecos y la atontada evidente tan solo recuerdo mis últimas palabras con los doctores y caigo en un profundo sueño. De aquí todo son tinieblas, mi primer recuerdo es estar en la sala de cuidados intensivos, las conversaciones de los médicos y enfermeras o nurses se me aparecen entre brumas.
Silvia me cuenta que el Doctor Feberbacher sale de la sala de operaciones a las 9 ó 10 horas de haberse iniciado estas y les indica que hay que esperar un tiempo más y éste se cumple a las 16 horas en que, me cuentan, soy interrogado y algunas pequeñas pruebas más para saber si hay algún daño cerebral, ya sé que ustedes dirán que sí, pero los médicos afirman la normalidad, también debo narrar que cuando sale el médico para adelantar noticias sobre la cirugía y al hacer conocer que ha salido todo bien hasta ese momento, Silvia, emocionada, abraza al Dr. Feberbacher y le da las gracias con las lágrimas en los ojos y a nuestro eminente Doctor lo traicionan unos ojos que se enrojecen y asoman unas furtivas lágrimas; cosas que logramos los latinos con nuestro calor y nuestro cariño.
Luego de estos sucesos y habiendo trascurrido dos o tres días en cuidados intensivos soy trasportado a una habitación bastante cómoda y allí inicio mi post operatorio, estaba vestido con una camisa de dormir muy amplia y un monitor en el pecho que enviaba señales a otra sala donde eran interpretadas o sea permanente vigilancia. Hasta hoy recuerdo con inquietud que ocurrió un día que soy llevado rápidamente a una pequeña habitación y sin razón aparente, y esto porque allá cada evento era informado al paciente, allí soy acostado en una pequeña cama y se queda una enfermera y un Doctor conmigo ¿que ocurriría?, hasta hoy tengo esa incógnita, luego de algún tiempo de permanecer allí, y observado permanentemente, soy nuevamente llevado a mi habitación de siempre.
Al día siguiente soy visitado por un médico que me lleva un papel para ser firmado por mí, pues voy a ser sometido a una cardioversión que no es otra cosa que detener el corazón y luego con descargas eléctricas hacerlo latir nuevamente, o sea como yo digo, morir un rato. Esto se realiza entre otras cosas porque el corazón late desordenadamente y empieza a fibrilar y se puede fallecer en cualquier instante, todo esto informado con traductor de por medio, firmo y luego paso una de las noches más inquietas de mi vida, pensar en morir ….. ¡Un poco! Y luego regresar se me hace impensable, paso una noche horrible, felizmente acompañado por Silvia. Llega la hora y soy, muy temprano conducido a otra sala te trabajo medico en donde me preparan, me sacan pruebas y se realiza la cardioversión, el Doctor encargado de esto les cuenta a Silvia, Carmen y Miguel que yo estaba aterrorizado pero que había salido bien de la prueba.
A los nueve días de haber sido operado soy dado de alta provisional o sea el 28 de abril, y soy visitado el día 30 en casa de Miguel por una Tecnóloga médica que me toma una prueba de coagulación (INR) y también de dosaje de glucosa, lo que se hace y es reportado al hospital en el momento, lo único que falta es el alta definitiva que sería, posiblemente dada por el Dr. Feberbacher día que fui citado para ello o sea el 5 de mayo. Nos hicimos presentes al consultorio del Doctor, Carmencita y Miguel Alarcón, el Dr. José Tord, Silvia y yo; allí soy en primera instancia revisado medicamente por la “Nurse Practitioner” Srta. Lea Alvernaz, RN, MSN, ANP. Luego de esto soy revisado por el Doctor John Fehrenbacher, ante su ingreso un silencio total, un cariñoso saludo y luego me auscultó y donde ponía el estetoscopio salía de sus labios un esperado OK después una felicitación, la conversación en Ingles con Miguel, Carmen y Tord y yo en la luna pues nada entendía; luego un fuerte abrazo, mis efusivas gracias y un hasta pronto pero para un nuevo fraterno saludo. Nos retiramos muy alegres, siempre con las cariñosas recomendaciones del Doctor Tord, salimos a una más de las múltiples invitaciones que siempre recibíamos.
Realmente no sé como agradecer en este episodio al matrimonio Alarcón, nos hicieron sentir muy cómodos, además, tenerlos como anfitriones fue abrumador, el siete de abril fue cumpleaños de Silvia y nos invitaron a comer a un restaurant mexicano, el día de la madre igualmente a un bonito restaurant y con su familia y muchas otras más atenciones que nunca olvidaremos.
Repito nuevamente, Gracias Miguel, gracias Carmencita y gracias Dr. Tord.
Ahora a pensar en el retorno, a buscar pasajes y cupos, al llegar a Indianápolis por lo apurado del momento se tuvo que pagar $300 por cada uno, felizmente para regresar a Miami un poco mas de $100 por c/u, oferta y demanda. Además se adquirió los medicamentos que me recetaron en el alta hospitalaria, un tensiómetro y también un glucómetro y su respectivas cintas reactivas, pues según las indicaciones debía toarme la presión cuatro veces al día, igualmente medirme la glucosa, al despertar, al mediodía y al acostarme y si me sentía alterado en uno de esos síntomas una prueba más.
Todos sabemos cómo lograron ustedes queridos amigos ….. Hermanos salvar la vida del pesado de Colola, fue su gran esfuerzo, desde la cabeza, Coco, pasado por el gran empuje y la terquedad de Ralph, la generosa ayuda financiera de los que pudieron hacerlo y la contrita oración al altísimo de todos Los Gloriosos; y ahora entiendo mejor el nombre que le asignó Lucho Cuadra a la XVII del CMLP “La Gloriosa”. También ya mencioné a mis compañeros de la Universidad, los hermanos de la XVI, los amigos de La Salle, y grandes amigos míos y mi sobrina Sandrita y José Herman.
Cuando llegamos a Lima, la confusión era grande, yo creía estar bien, pero al bajar del avión en el aeropuerto las piernas se me doblaron, la silla de ruedas acudió a mi ayuda, a recoger las maletas, a pasar por la aduana y encima nos toca la luz roja …. En fin los nervios, salir de la zona de desembarque fue muy emotivo, allí estaban mis amigos y mi familia, en un momento me sentí desfallecer y Silvia se preocupó mucho pero luego nos calmamos un poco, que hacer ahora, cuando salí de Lima creí que ya nunca más la vería, siempre pensé en que no retornaría por mis propios pies y quizá, sin tratar de ser melodramático, regresaría en una urna con mis cenizas; no ocurrió nada de esto porque a mi padre y a mi abuelo Carlos se le ocurrió que debía ir al Colegio Militar Leoncio Prado y que allí tendría los amigos de lujo que tengo.
Gloriosos …… Nuestra Eterna Gratitud ………….
GRACIAS AMIGOS ………. NUNCA LOS OLVIDAREMOS.
CARLOS, SILVIA y Familia.
Noviembre del 2010.